Artículo de opinión del padre de una canterana del Sporting Club de Huelva

En esto del mundo del futbol, y más concretamente del futbol femenino, llevo un tiempo componiendo un puzle que me gustaría compartir. En este maravilloso deporte puedes venir de fuera y te sientes acogido rápidamente sobre cualidades que entiendes que son útiles para los tiempos que vivimos, y que me gustaría mostrar desde el equipo de mi ciudad. Estamos en un proceso de cambio muy importante en el futbol femenino, en poco tiempo hemos pasado de ser casi insignificantes en el amplio espectro que compone este deporte, a ser una parte más, integrada en él. Fruto de ello, los grandes clubes han sabido visualizar esa adaptación al nuevo entorno y han invertido y dado protagonismo a estas nuevas actrices dentro de su organigrama de club como una parte importante de su valor de marca.

En esa integración, los equipos que no tienen la pertenencia a esos grandes clubs, les cuesta enormemente mantenerse competitivos en la primera línea de la liga femenina. Es ahí donde quiero llegar al caso del equipo de mi ciudad y de mi provincia, el Sporting de Huelva. Llevo siguiendo a este club las últimas temporadas y puedo ver ya con cierta perspectiva qué significa este equipo para su entorno y para el mejor nombre de esta tierra. Cuando he podido ver más de cerca cómo funciona la propia estructura del club se me ha ido componiendo, como dije al principio, ese puzle que engloba lo que es el futbol femenino. Hay cosas que me maravillan a la vez que hay cosas que me chocan,…. Me maravilla, por ejemplo, ver como se trabaja casi hasta la extenuación por mantenerte vivo, solo poder salir a dar una bocanada de aire y respirar, y seguir vivo un partido más, una temporada más. También me choca como en un mundo, donde el futbol, forma parte como principal protagonista de los valores que ejemplarizan a una sociedad, no se le dé la importancia que tiene que Huelva tenga y haya tenido durante tantos años un equipo femenino en primera división.

Entiendo que hasta hace apenas unos años, el futbol femenino era muy poco atractivo para invertir en él, pero los tiempos han cambiado mucho y ahora forma parte protagonista de la visión estratégica y la estructura de los grandes clubs. Igual me puedo equivocar porque no conozco este mundo desde dentro, pero me da la sensación que, en mi tierra, en Huelva, no se ha sabido dar el valor que tiene tener este club en la élite del futbol femenino, y me apena mucho, porque no veo muchas oportunidades de mostrar el valor de nuestra propia marca como destino vital y turístico que un equipo de futbol de Huelva, que lo componen una pequeña y la vez grande, legión de Espartanas.

Me gustaría poner en valor el trabajo que se está haciendo y se lleva mucho tiempo haciendo para mantener vivo esto equipo y su estructura de club, muy modesto, pero que está representando a esta ciudad por todo el país. Así, observando los partidos que llevamos esta temporada que me he animado a escribir estas palabras porque voy entendiendo la complejidad de la situación y lo que se van dejando en el camino los actores que lo forman. Me guastaría empezar por su presidenta, Manuela Romero, no la conozco personalmente, pero por lo que veo en los medios, me parece de esas personas que te regala siempre una sonrisa, lo cual me dice que debe ser una persona generosa. En lo que sí la conozco, o mejor dicho, la veo, es al finalizar los partidos de casa de esta temporada, y tengo la imagen de ella bajando por las escaleras de tribuna a veces con enfado, pero la mayor de las veces, con la mirada perdida de quién soporta una enorme responsabilidad. Ahí me doy cuenta de lo difícil que es gestionar un equipo en la élite cuando eres tan modesto y la responsabilidad social que llevas a tus espaldas sobre todo cuando te ves comandando un equipo de espartanas en batallas donde te enfrentas a grandes ejércitos.

Luego observo a su entrenador, Antonio Toledo, siempre se me ha parecido un poco este míster a Gary Cooper, sólo ante el peligro. Me da la sensación que es de esas personas que no necesitan dormir mucho, que posee una enorme sabiduría sin alardear de ello y que lo da todo por su club. También he visto en él esa mirada perdida camino de vestuarios de quién intenta buscar soluciones ante la dificultad. Le vamos a echar de menos en primera línea de batalla al míster, pero los aficionados sabemos que seguirá trabajando incansablemente desde la dirección de deportiva por su club y con el buen trabajo que se está realizando toda la temporada, no tardarán en llegar los resultados. Me gustaría poner también en valor toda la estructura restante de este club, que veo desde dentro como padre de canterana y desde fuera como socio y aficionado. Me gustaría poner en valor la labor de todo el cuerpo técnico tanto del primer equipo como de la cantera, porque veo en ellos la visión de entender que el futbol femenino es una batalla en la que hay que estar. Algunos de los técnicos son a la vez padres de niñas jugadoras y entendidos de futbol y aglutinan lo que debe ser trabajar de forma meritoria por hacer del futbol y en prolongación, de la sociedad, un mundo más igualitario y mejor.

También me gustaría destacar al responsable de cantera, Francisco Fontova “Sisco”, que representa muy bien lo que es el día a día de este club, una persona que podía estar ya disfrutando del descanso de toda una vida laboral pero que dedica más horas de las que tiene el día a su equipo Sporting y sus muchos equipos de niñas y grupos de padres estando siempre ahí, le escribas a las 8 de la mañana o a las 23,30 horas…., y encima, te recibe con la guasa choquera que ha adquirido de adopción este catalán guasón.

Y un poco en boca de todos los aficionados que seguimos al equipo, mandar un mensaje de enorme respeto a las jugadoras del primer equipo, tanto las que llevan varias temporadas luchando en la difícil tarea de mantenerse, como las que se van incorporando, por el trabajo que están haciendo cada semana, con la dificultad mental de no obtener los resultados esperados, aun realizando un buen trabajo, con la presión de no encontrar recompensa pese a darlo todo cada día, cada partido. Deben de saber que son unas Espartanas, que valoramos todos los aficionados su grado de compromiso con el club y que tienen que seguir viviendo de los momentos, de las sensaciones, para seguir peleando sabiendo que los resultados van a llegar. Nosotros les damos toda nuestra fuerza y nuestro aliento y valoramos enormemente su esfuerzo. Tienen que saber que son un ejemplo, tanto dentro del campo como fuera y que la afición y sobre todo, nuestros hijos las ven como unas heroínas, unas auténticas Espartanas. Ellas representan los valores de este club, de este gran club Sporting de Huelva.

Dicho todo esto, sigo encontrándome con la frustración de no entender cómo esta tierra no ha sabido comprender la importancia que tiene el futbol femenino en la sociedad que queremos construir y cómo teniendo tantas empresas y entidades, por ejemplo, dentro de nuestro entramado de industrias básicas, me hubiera gustado que alguna de ellas se lanzara a la piscina a emplear ciertos recursos en luchar por mantener a un equipo, con un gran valor de marca, en la élite del futbol español junto a los grandes clubes. Agradecemos, por supuesto, a las empresas que sí ayudan de forma inestimable y dentro, de sus modestas posibilidades, al club. Hay que entender que la marca Huelva se está mostrando cada fin de semana en la sede de un gran club, Bilbao, Valencia, Madrid, Barcelona, Sevilla, y tantos otros. Y que los recibimos igualmente, cada semana aquí en casa y vemos a esos aficionados venir a Huelva y poner sus banderas en nuestras gradas, banderas de equipos muy grandes, Atlético de Madrid, Betis, Real Sociedad,..., descubridores también de esta maravillosa tierra, acogedora donde las haya.

Igual aún estamos a tiempo y se sabe entender que el futbol femenino es un deporte que no consiste en medirlo por retornos económicos y por asistencias a estadios, sino como una apuesta en la que hay que estar, porque cuando hablamos de futbol, hablamos de algo mucho más importante que un deporte, hablamos del centro de nuestras vidas… de la pizca de felicidad que necesitamos para emprender cada día buena parte de los españoles, que nos hace seres sociales y mejores personas. De ahí su importancia,…. y como digo, el futbol femenino es donde tiene que estar.

He querido dejar para el final, pero no por ello menos importante, el papel que juegan los padres y madres en todo esto del futbol femenino porque creo que son los verdaderos valedores de este valioso intangible. Puedo ver, cada día entre semana, a esos padres que llevan a sus niñas a los entrenos, muchos de ellos van con la ropa del trabajo, talleres, fábricas,…., seguramente después de una dura jornada de trabajo, desplazándose en algunos casos muchos kilómetros, pero se sacrifican para acompañar, como digo, a sus niñas a practicar lo que les hace más feliz en la vida. Yo quiero dar especialmente homenaje a estos padres, muchos de ellos han jugado al futbol desde pequeños hasta que la vida les ha llevado a otras responsabilidades, y entienden mejor que nadie lo que significa el deporte como escuela de valores. Estoy convencido que el futbol femenino en este país se sustenta en estos hombres, personas que, sin saberlo, son el mayor exponente de la lucha por la igualdad en un mundo que hay que cambiar. Ellos se sacrifican porque aman este deporte y porque sus niñas han decidido dejar los vestidos de Disney para ponerse unas botas de futbol. Lo veo también en el primer equipo, me siento en los partidos de casa junto a una pareja de extranjeros que vienen a ver a su hija, jugadora como digo del primer equipo, y me encanta ver como ese padre cuando el partido está en silencio por la tensión de un córner, grita el nombre de su hija sabiendo que ella lo va a oír, como seguro lo oyó en todos los partidos desde que era pequeña en su lugar de origen y sabe que es grito es para que lo de todo por su equipo, por el Sporting. Estoy convencido que ese grito de ánimo y de fuerza es el de todos los padres también del primer equipo y de todos los aficionados, algunos vienen de muy lejos y nos llevara a conseguir buenos resultados.

Aquí es donde descubres realmente que el futbol de no entiende de sexos, razas, ni creencias, que la pasión por este deporte tiene más fuerza que cualquier prejuicio y que debe ser la punta de lanza de la construcción de una sociedad fuerte, a la vez que humana, sin diferencias. Es principalmente por todo ello que el futbol femenino tiene que estar ahí, sin más números que el dar valor, a la fuerza de la pasión. Hay quién decía que la pasión es lo único serio en la vida. Y es que, como se ha podido comprobar este verano con la consecución de nuestra primera estrella para la camiseta nacional, cuando un grupo de mujeres se unen, incluso contra la adversidad, para conseguir un objetivo, un logro, pueden ser ejemplares y muy poderosas. Y es al final de todo esto que, con la última ficha de este puzle, puedo completarlo. Esa última pieza la dejo para la complicidad con el resto de padres, para el momento en el que cualquiera de nuestras hijas sale de la habitación vestida con la ropa del entreno y se calza las botas delante de tí y sales con ella por la puerta y ves en silencio esa mirada, la mirada que hace que todo esfuerzo merezca la pena, que todo cobre sentido, MIRADAS DE PASIÓN.

Firmado: Un padre de una canterana del Sporting Club de Huelva.